lunes, 9 de febrero de 2015

La cortina de humo

LA CORTINA DE HUMO
Valeria Lotero Jiménez


 Cuando un escándalo sale a la luz, la más socorrida manera de distraer la atención de los medios y la comunidad, es crear un escándalo más llamativo que ocurra simultánea o posteriormente, es decir una “Cortina de Humo”. Los principales mandatarios se han vuelto expertos creando hechos para desviar la atención y criticas que puedan afectar o pongan en riesgo su popularidad.

 Hace algunos años en Colombia cuando comenzaron las acusaciones sobre vínculos de los senadores y políticos amigos del presidente, la famosa parapolítica. No tardaron en conseguir numerosas incautaciones por parte de las fuerzas militares del país, falsos positivos sobre ataques a bases militares, el descubrimiento previo de supuestos atentados al señor presidente (caso de Barranquilla), la liberación de Emmanuel, todas estrategias que desvían la atención de la opinión  pública con la creación de nuevos” hechos de actualidad” que hacen olvidar o quitarle peso a los eventos anteriores.

Álvaro Uribe, presidente de Colombia y Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, protagonizaron un conflicto que aunque no es nuevo entre estas dos naciones, los recientes hechos ocupan la atención de los medios internacionales.

Desde el  punto de vista de análisis, el gobierno nicaragüense, cuando la pobreza y recesión económica tiene al país en crisis, el presidente retoma la discusión con Colombia y la pelea por San Andrés y Providencia, la postura de Ortega frente al conflicto armado colombiano y su apoyo a Las FARC, el apoyo a Hugo Chávez en la problemática con Colombia, de igual manera cualquiera de estos hechos desvía la opinión dentro de su nación y en algunos casos influyen en la popularidad del mandatario especialmente cundo se recurre a sentimientos “patrioteros” y falsos nacionalismos; de ejemplos está llena la historia política y social de muchos países del mundo y más especialmente de nuestros pueblos pobres donde dictadores civiles y militares han propiciado guerras y conflictos entre vecinos y aun con potencias distantes como el humillante caso de las Malvinas propiciado por los militares argentinos para tapar las desapariciones y crímenes contra sus opositores a la dictadura militar.

Estos  hechos recientes se suman a la problemática histórica de estos dos países, hoy por el asilo en Nicaragua de varios guerrilleros y el consentimiento del presidente en la causa e ideología de las FARC, además de que dicho gobierno tiene tintes y características revolucionarias y de izquierda, frente a la tenencia derechista y conservadora que el presidente Uribe le viene dando a sus actuaciones personales y de gobierno en contraste con el resto de países latinoamericanos que toman actitudes cada vez más independientes y autónomas frente a la histórica dominación económica, religiosa y  política de las entidades y países que en el mundo han ejercido su dominio frente a los pueblos de poco desarrollo, productores de materias primas agrícolas o minerales.

La popularidad de Uribe se encontraba en su mejor momento por la victoria política y militar que lleva sobre la guerrilla colombiana. A dos años de las próximas elecciones, el factor determinante para su favoritismo es mantener el manejo positivo de la opinión pública y más ahora cuando se proclama  una segunda reelección, es necesario mantener así el pensamiento del pueblo que no profundiza ni le interesa reflexionar  en otros aspectos de valiosa incidencia en  la vida nacional como pueden ser entre otras : el fortalecimiento de las instituciones, el mantenimiento y cumplimiento de la Constitución Nacional, la seguridad social educativa y de salud, la verdadera separación de los poderes del Estado sin la influencia coercitiva del ejecutivo, una verdadera soberanía y presencia del Estado en todo el territorio nacional más allá de la sola seguridad nacional por el simple desalojo de la guerrilla de un territorio.

  El conflicto por el asilo a dos cabecillas por parte del gobierno de Nicaragua, mantiene la credibilidad del mandatario colombiano en alto y mantiene el pensamiento del pueblo ocupado y convenciendo aun más la utilidad de otra reelección, sin la necesidad de hablar explícitamente del tema. Aun falta tiempo en el que será necesario mantener los medios de comunicación ocupados en cosas diferentes a las acusaciones que persisten sobre el mandatario (que aun no ha dado suficiente claridad).

La problemática interna que maneja el gobierno de Nicaragua, destacada en  ediciones recientes de diferentes medios colombianos y hasta nicaragüenses, se mantienen las críticas por la persistencia de la pobreza del país. La popularidad interna se ve comprometida y una vez más es necesaria un película que desvíe las miradas de la opinión pública. De manera cuestionable, Ortega toma partido en la constante pelea que mantiene Venezuela con Colombia. Como se trató anteriormente, el líder sandinista mantuvo en su territorio a varios cabecillas guerrilleros (Iván Márquez y Pablo Catatumbo), insiste en estar trabajando por la paz, y que no necesita permiso de nadie para hacerlo. Aunque  son algo arriesgadas tales declaraciones en el ámbito internacional, cree que con ésta cortina de humo desvía la atención de su tan cuestionada labor como gobernante y sus comportamientos como persona.

Lo cierto es que cualquier gobierno necesita acallar algunas situaciones ante la opinión pública, otras son necesarias relucir; el manejo se extiende tanto que se complejiza hasta el punto de no encontrar claridad en esta película, donde no sabemos  quienes son los actores, quienes dirigen, quienes producen y cual información es realmente verídica.

Todo depende de la anterior formación académica y cultural, de informaciones imparciales, del conocimiento de hechos históricos y de todo aquello que este decantado en la mente de la comunidad que ya ha construido sus propios criterios, para que la reciente novedad informativa periodística que destaca a su amaño un hecho de actualidad, no perturbe ni condicione sus actuaciones y pueda ejercer con criterio y libertad sus derechos como  persona y como ciudadano. Así pues la opinión publica su formación su manejo, su valoración y su medida (encuestas) son armas de muchos filos al servicio de quienes sepan manejarla.